Por Luis Alonso Naranjo
22 de febrero del 2023. El Conservador CR. La realidad política de España nos muestra cómo las políticas públicas progresistas han logrado atravesar la ventana de Overton, y tomar posición en la cocina, es decir, en el centro del debate político. La tolerancia al diálogo se ha visto obstaculizada por la censura al disentir, lo que ha llevado a la humillación y la descaracterización de cualquier candidatura conservadora. Incluso, aquellos que no se identifican como progresistas, votan por ellos por temor a ser señalados de fascistas, racistas, homofóbicos, entre otros términos. En la actualidad, la lucha política no se encuentra dentro del espectro ideológico tradicional, izquierda o derecha, sino que se trata de una lucha entre la cordura y la locura.
Aquellos resentidos, vagabundos de pensamiento y negligentes, que esperaron pacientemente para llegar al poder, encontraron en la política su "Caballo de Troya" para colocar sus minas ideológicas ocultas en todas las demás áreas sociales, comenzaron con la academia, para seguir un riguroso plan de involucramiento en la educación, el arte, la comunicación, la iglesia y hasta en la misma derecha tibia, la derecha políticamente correcta, falta de verdadera convicción política, que actúa como espía de la izquierda para colocar sus explosivos, pues solo querían registrar una implosión, un suicidio social, sin importarles la destrucción de la civilización más avanzada de la historia, aunque no entiendan o no les importe tampoco, que ellos mismos se están inmolando como sacrificio a su dios.
Es importante entender que, si alguna vez fuiste criticado por ser conservador y te sentiste obligado a ocultarte en las sombras del mal llamado progresismo, te engañaron al presentar este debate como un conflicto meramente religioso.
La realidad es que se trataba de conservar valores como el trabajo, la salud, la economía, la seguridad, el hogar, la educación de los hijos, su inocencia, la libertad de expresión y la dignidad personal, la vida en todas sus etapas, la familia, tu posibilidad de discernir entre lo bueno y lo malo, sin relativizarlo, tu libertad de creer en Dios o no, pero entendiendo bajo las normas de convivencia social que hay valores absolutos y verdades absolutas, naturales y científicas que son infranqueables, incuestionables e inalienables, es decir, no se pueden enajenar, su valor y significado no se puede traspasar de un individuo a otro bajo premisas sentimentales, emocionales o porque son la moda.
De eso se trataba, no era religioso. Volviendo a la realidad de España, se trataba de evitar que algunas ratas sentadas en las curules legislativas tuvieran un poder absoluto y totalitario sobre nuestras vidas; y de evitar también, que las ratas que salen de las alcantarillas para infestar las casas de los españoles que no perdieron su propiedad a los "ocupas" promovidos y patrocinados por el oficialismo, se llenaran de plagas, y que además, llegaran a tener más derechos y mayor dignidad que la vida de todos los españoles.
¿Entendiste ahora de qué se trataba?
Lástima, ya se hizo tarde, la vida de las ratas en España, hoy valen más que la vida humana.
Y si crees que esa estrategia no está diseñada para infestar también a toda Latinoamérica, piénsalo dos veces.
En este sentido, las lecciones de la política española deben ser tomadas como una advertencia para las asambleas legislativas de otros países, incluyendo la nuestra.
Debemos ser conscientes de la importancia de escoger a representantes que defiendan nuestros valores y principios, aunque no nos caigan muy bien, no es un concurso de simpatía. Y, sobre todo, recordar que, si quebrantamos nuestro voto, es lo mismo que no haber votado en absoluto, pues podemos convertir la administración pública en un circo romano en donde el legislativo y el judicial no solo le impiden al ejecutivo hacer su trabajo, sino que quieren cortarle la cabeza y echarla a los tro-leones para alimentar al público cada vez más sediento de sangre mediática.
En palabras del escritor G.K. Chesterton: "El mundo moderno está lleno de antiguas virtudes cristianas convertidas en vicios."
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