Por Dragos Dolanescu Valenciano
Exdiputado de la República de Costa Rica
San José, Costa Rica. 02 de octubre del 2024. –El Conservador CR- Paul Garnier y el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) nos ofrecen una exposición fotográfica que, queriendo ser muy artística, so pretexto de la libertad de expresión, infringe los cánones del respeto a la sensibilidad religiosa de nuestra gran mayoría de fieles católicos. Utiliza la imagen de un menor de edad y generaliza la pedofilia a un colectivo de eclesiásticos que, en su gran mayoría, son personas buenas, honorables y que aportan un liderazgo positivo para el país.
Es necesario agregar, que Paul Garnier Rímolo es hermano del ex ministro de educción Leonardo Garnier Rímolo, quien actualmente es asesor especial del Secretario General de las Naciones Unidas (UN) para la transformación de la Educación en el mundo, es muy preocupante saber que estas personas son las que están detrás de la transformación educativa.
Ciertamente, la pedofilia ha tocado a la puerta de una institución milenaria, a nivel universal y local. Las víctimas, en su gran mayoría, han levantado su voz de dolor y, como un tsunami, ha golpeado tanto a víctimas como a victimarios.
La reacción de la Iglesia Católica como institución comenzó tibia y timorata, pero tomó fuerza, al punto de ordenar la separación de cualquier eclesiástico al que se le comprueben hechos de abusos sexuales contra menores, incluso reduciendo al victimario al estado laical e inhibiéndolo de sus facultades sacerdotales.
Las Conferencias Episcopales han integrado Comisiones Especiales para generar ambientes seguros para la niñez que entra en contacto con sacerdotes en acciones pastorales. Incluso el Papa Francisco, en su reciente viaje a Bélgica, ha ofrecido disculpas a las víctimas por el comportamiento pedófilo de algunos sacerdotes en dicha nación.
La conducta humana de la pedofilia no sólo está presente en la Iglesia Católica, sino, lamentablemente, también en algunos hogares, donde las víctimas guardan un aterrador silencio. Además, se suman víctimas de agresiones sexuales por parte de docentes, personal de la salud y otros.
La exposición fotográfica, a mi parecer, sobreexplota el tema, dejando la sensación de una aversión a la Iglesia Católica más que una denuncia, expresando una posición ideológica y política para destruir un supuesto enemigo, bajo el sentimiento antirreligioso del fotógrafo. En esta materia, “ni tanta luz que queme al santo, ni tan poquita que no lo alumbre”.
La ceguera fanática, producto de una ideología, oscurece las mentes y los corazones.
La libertad de expresión debe tener sus límites y ejercerse con responsabilidad. En este caso, no se vale difamar a un colectivo de eclesiásticos desde la generalización de hechos bochornosos, delictivos y censurables, lesionando el honor de muchos. Lo dicho anteriormente aplica para una institución de educación superior estatal, que es corresponsable legal y moral con el expositor.
En mis tareas como diputado de la República, en el período 2018-2022, integré la Comisión de Derechos Humanos, donde fui fiel defensor y protagonista de iniciativas a favor de la niñez y la adolescencia.
Además, apoyé una propuesta del diputado Enrique Sánchez, con quien, para nadie es un secreto, disentíamos en muchos aspectos, pero en este particular unimos fuerzas, logrando así la “Ley de derecho al tiempo”, que permite a las víctimas de delitos sexuales menores de edad ampliar el plazo para denunciar hasta la edad de 25 años, gracias a la modificación del artículo 31 del Código Procesal Penal.
Soy entonces un costarricense sensible al flagelo de la pedofilia y, en atención a las víctimas en mi consultorio de psicólogo, un opositor a todo acto que lastime la dignidad de nuestra niñez y adolescencia.
En mi condición de católico, lo que considero inadecuado son los estigmas que pueden generarse para todos los sacerdotes con unas fotografías colgando en las salas del TEC, que dañan impunemente la reputación de la inmensa mayoría. Asimismo, resulta irrespetuosa la utilización de elementos simbólicos considerados sagrados para la comunidad religiosa católica costarricense.
Me pregunto si sería tan valiente el señor Paul Garnier, en una sociedad musulmana, para presentar su exposición fotográfica de actos pedófilos de religiosos islamitas, manipulando signos sagrados como el Corán. Además, si tocaría la puerta de una universidad estatal para que se lo permitan.
Si en Costa Rica gozamos de libertad de expresión y todo artista puede proponernos su obra, lo mínimo es que la ejerza desde un código ético. Así, el reclamo es el respeto a los sentimientos religiosos de la mayoría, sin ofender ni generalizar, mancillando la dignidad de las personas.
https://www.tec.ac.cr/exposicion-fotografica-oscuridad-luz
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En la reciente reunión de los "salvadores del planeta", donde el presidente de Costa Rica Carlos Alvarado, sólo fue a hacer el ridículo, nos terminaron de vender, ningún medio nacional ha expuesto la barbarie que es la capitalización de la naturaleza por el globalismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha atribuido la potestad de interferir en la soberanía de todos sus países miembros para la toma de decisiones en cuanto al manejo interno de la pandemia del COVID -19. Y así lo pretende continuar haciendo, de firmarse un acuerdo internacional donde dirán cuales serán las medidas que tendrán que adoptar cada país frente a futuras pandemias.
Una vez más un gobierno de la República de Costa Rica aprovecha mientras el pueblo está entretenido con el juego mundialista en Catar de la Selección Nacional y le mete al pueblo un golazo.