Por Catalina Vargas H.
20 de octubre del 2023. San José, Costa Rica - El Conservador CR - El pasado 13 de octubre la farmacéutica Pfizer emitió un comunicado de prensa en el que sostiene que el producto Comirnaty -el nombre comercial de la inyección contra el Covid-19- muestra riesgos de miocarditis y pericarditis en quienes reciban el inóculo (Ver aquí).
La misma farmacéutica lo advertía desde finales del 2020; la prevención se encontraba en el prospecto de la inyección cuando la misma fue puesta en el mercado, que puede ver aquí, publicado en el sitio web de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Además, la OMS había enviado un comunicado a los sistemas de salud del mundo(aquí), incluyendo a Costa Rica, el 19 de julio del 2021, en el que informaba de los efectos adversos que presentaba la inyección. Seguido, el Ministerio de Salud de Costa Rica (MINSA) desde el Centro Nacional de Farmacovigilancia, el 23 de julio de ese mismo año envía la “NOTA INFORMATIVA 01-21, NUEVA INFORMACIÓN DE SEGURIDAD PARA LAS VACUNAS CONTRA LA COVID-19”, en la misma menciona la “Miocarditis y Pericarditis con la vacuna de Pfizer-BioNTech” , entre otros efectos adversos.
Según la nota informativa, era necesario que esos efectos fueran comunicados, con el fin de generar conciencia entre los profesionales de la salud y pacientes, sobre este riesgo. Pero en diversas ocasiones los especialistas comentaron que tanto la miocarditis como la pericarditis eran un mal menor y de poca importancia, incitando a la población a continuar vacunándose con todas las dosis que recomendaran.
Recordemos incluso, que la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) emitió la orden para que en varios grupos etarios la inyección fuera obligatoria, también para los profesionales de la salud. Sucedió, que bajo la amenaza de perder sus trabajos debían inyectarse, llegando esta situación hasta el mismo sector privado. Siendo así, que bajo esas circunstancias muchas personas perdieron sus trabajos.
No podemos olvidar, que las vacunas las hicieron obligatorias para los menores de edad, bajo la amenaza de que sus hijos serían arrebatados por el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) si no los vacunaban. Siendo así que, mediante la amenaza, la coacción y el engaño, el país logró un 84,15% de personas completamente vacunadas.
Todos los funcionarios del sistema de salud que tomaban las decisiones en Costa Rica durante la Pandemia, conocían del riesgo que corrían las personas al inocularse, es por eso que deben sentarse las responsabilidades correspondientes, porque quienes promovieron los medicamentos, y en el caso de las vacunas COVID-19, sabían claramente de los efectos adversos, pero decidieron poner las vidas en riesgo e irse por el camino de la irresponsabilidad y cumplir con las metas del objetivo 3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030.
Nosotros, desde El Conservador y otros grupos que nos dedicamos a informar, advertimos de los riesgos de las vacunas, pero fuimos censurados y perseguidos, mientras el gobierno hacía su negocio y recibían sus comisiones económicas por colocar los productos.
Todas las vidas perdidas por estos productos deben recaer en la CNVE, el MINSA y los gobiernos de turno que los impulsaron y obviaron las advertencias que hicimos, llamándolas desinformación.
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En la reciente reunión de los "salvadores del planeta", donde el presidente de Costa Rica Carlos Alvarado, sólo fue a hacer el ridículo, nos terminaron de vender, ningún medio nacional ha expuesto la barbarie que es la capitalización de la naturaleza por el globalismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha atribuido la potestad de interferir en la soberanía de todos sus países miembros para la toma de decisiones en cuanto al manejo interno de la pandemia del COVID -19. Y así lo pretende continuar haciendo, de firmarse un acuerdo internacional donde dirán cuales serán las medidas que tendrán que adoptar cada país frente a futuras pandemias.
Una vez más un gobierno de la República de Costa Rica aprovecha mientras el pueblo está entretenido con el juego mundialista en Catar de la Selección Nacional y le mete al pueblo un golazo.